Pregúntale al JAGUAR…..!!!!!

Jaguar-madre-cría-caricias

Amigo:

Salió en La Jornada este articulo de una investigadora de la UAM-X, que habla del financiamiento del TREN MAYA.

(Te los pongo abajo)

Yo nunca he entendido de números como tú, pero me gustaría tu opinión sobre esta forma de financiamiento.

PERO la semana pasada, esta misma investigadora hablo de lo que el gobierno llama FIBRA:

las Fibras son vehículos destinados al financiamiento para la adquisición y/o construcción de bienes inmuebles que tienen como fin su arrendamiento o la adquisición del derecho a recibir los ingresos provenientes del arrendamiento de dichos bienes (BMV, 2015)

… a los ejidatarios, les expresan lo siguiente: Tu tierra apórtala al fideicomiso (Fibra Tren Maya). ¿Qué te da a cambio el fideicomiso?. Te da acciones de la empresa, te hace socio de la empresa. Igual que cualquier otro socio. La tierra será necesaria para los polos de desarrollo. Los ejidatarios aportan su capital en forma de tierra. La tierra será de los socios del proyecto: los dueños de la tierra y quienes metan dinero para desarrollar las ciudades.

¿los ejidatarios podrían llegar a perder su inversión? Según la definición de la propia renta variable: sí. 

Ante estos escenarios que podrían constituir un despojo de la propiedad social, se agrega una duda muy grande. ¿Cómo Fonatur plantea una figura de Fibra para incorporar a los ejidatarios como socios, si la Ley Agraria no lo contempla? 

Amigo, quiero contarte que a Antonio Arredondo y a mi, nos dio el Mto Francisco Toledo, la ultima entrevista que dió  ( no sabíamos que estaba muriendo de un cancer de pulmón). Cuando el llegó me dijo “se me olvido cambiar la pila al aparato de sordera….   » por favor háblame fuerte, y te voy a leer los labios” asi lo hice, y cada ratito, el Mto se agarraba la cabeza porque aparecía un ZUMBIDO, y le dolía….  Y cuando vimos la entrevista,  PARECIA que yo le hablaba a alguein muy enfermo….  No tienes idea de como me siento, por ver eso…. PERO dentro de todo, lo que nos decía era:

“PREGUNTEN A LOS EXPERTOS……”.  

…. antes,  a Joel Aquino, le dijo lo mismo:

 “PREGUNTALE AL JAGUAR….”

POR ESO, Antonio y yo hemos recorrido entrevistando a EXPERTOS-JAGUAR….!!!!

 

Tú eres uno de esos….  Por eso te pregunto:

Consideras justo lo que están planeando para los EJIDATARIOS, COMUNEROS, PEQUEÑA PROPIEDAD, INDIGENAS, CAMPESINOS, PRODUCTORES DE SUBSISTENCIA….    

Mucho valoramos tu respuesta, quedamos atentos a recibirla….

Elena Kahn

 

Adjunto las notas de La jornada:

¿Fibra Tren Maya? de Violeta R. Núñez Rodríguez*, La Jornada 23 Febrero 2020

En uno de los folletos del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que promueve el Tren Maya, la obra de infraestructura más importante del actual gobierno federal, que contempla 30 estaciones (22 de paso y 18 con polos de desarrollo –Fonatur, 2020–) que se proponen edificar sobre tierras ejidales y pequeña propiedad, se indica textualmente que las estaciones se financiarán por medio de un Fideicomiso de Infraestructura y Bienes Raíces, llamado Fibra Tren Maya (Fonatur, 2019). Es decir, no será financiado con inversión pública.

¿Pero qué es esto de la Fibra? Es un instrumento financiero que cotiza como cualquier acción dentro del mercado de capitales en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). ¿Que qué? Diría la inmensa mayoría de la población de este país, ya que sólo 0.4 por ciento de los mexicanos invierte en la BMV (CNBV, 2018). Aunado a esto, sobre este instrumento financiero en particular, hay poca experiencia en México ya que apenas tienen nueve años que entró a cotizar a la BMV. Esto contrasta con Estados Unidos, donde además de que 60 por ciento de la población invierte en bolsa, este tipo de instrumentos (conocido como Real Estate Investment Trust) tiene más de 60 años. A esto hay que agregar que no existe experiencia en México, y según indican algunos especialistas financieros (Rankia, 2020), tampoco en el mundo, donde una Fibra se constituya sobre propiedad social (ejidal). Lo que implica que no hay antecedentes.

Pero, ¿de qué se trata este instrumento? Según la BMV, las Fibras son vehículos destinados al financiamiento para la adquisición y/o construcción de bienes inmuebles que tienen como fin su arrendamiento o la adquisición del derecho a recibir los ingresos provenientes del arrendamiento de dichos bienes(BMV, 2015). En México las Fibras se han utilizado para financiar edificios de oficinas, inmuebles comerciales, centros comerciales de calidad premier, parques industriales, parques industriales de almacenamiento, hoteles, entre otros. Pero la forma como se financia es a partir del mercado de capitales, un mercado donde existen riesgos, dados a partir de la volatilidad de los precios del mercado de valores, los cuales estarán en función de la situación económica de los mercados donde se invierta, y también del contexto económico nacional y global.

De manera específica, ¿cómo funcionará la propuesta de la Fibra? En una entrevista con uno de los enlaces territoriales del Tren Maya, explica que a los ejidatarios, les expresan lo siguiente: Tu tierra apórtala al fideicomiso (Fibra Tren Maya). ¿Qué te da a cambio el fideicomiso?. Te da acciones de la empresa, te hace socio de la empresa. Igual que cualquier otro socio. La tierra será necesaria para los polos de desarrollo. Los ejidatarios aportan su capital en forma de tierra. La tierra será de los socios del proyecto: los dueños de la tierra y quienes metan dinero para desarrollar las ciudades. De donde viene ese dinero, del mercado de capital, de la BMV(Fonatur, 2019). En este sentido, los ejidatarios afectados por el Tren Maya, para ser socios tendrán que aportar su tierra al fideicomiso, y sobre ella construirán las estaciones, ciudades y polos de desarrollo, lo que implica que aunque quisieran recuperar sus tierras, sería imposible.

Aunado a esto, las Fibras son instrumentos financieros híbridos. Contemplan dos rentas que serán entregadas a los inversionistas, la fija y la variable. Esta última renta, que constituye la mayor parte del instrumento, no se conoce de antemano y no está garantizada, incluso se podría llegar a perder todo lo invertido, lo cual dependerá de múltiples factores. Es decir, entonces ¿los ejidatarios podrían llegar a perder su inversión? Según la definición de la propia renta variable: sí. Además, si estando en el fideicomiso no tuvieran una buena rentabilidad, es muy probable que terminarían vendiendo sus acciones a futuro, con lo que perderían la tierra aportada, y dejarían de ser propietarios. Lo más seguro es que los propietarios de la mayor parte de las acciones, serían quienes las comprarían.

Ante estos escenarios que podrían constituir un despojo de la propiedad social, se agrega una duda muy grande. ¿Cómo Fonatur plantea una figura de Fibra para incorporar a los ejidatarios como socios, si la Ley Agraria no lo contempla? Al respecto, el procurador agrario indica que la ley establece que la aportación de tierras es para sociedad agrícolas, ganaderas o forestales y no podría ser para proyectos de desarrollo industrial y urbano. La ley no la prevé(Hernández Palacios, 2020). Entonces, a qué le apuestan, a que los ejidos pasen a dominio pleno, y se privaticen tarde o temprano. No olvidemos que este ha sido el gran sueño de los neoliberales.

*Profesora-Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Autora del libro Mineria mexicana en el capitalismo del siglo XXI

 

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Financiamiento del Tren Maya Violeta R. Núñez Rodríguez La Jornada 7 marzo 2020

¿Cómo se financiará el denominado Proyecto de Desarrollo Tren Maya? Esa es la pregunta que nos hacemos a un mes de que inicie su construcción. No es una pregunta ociosa, ya que no es lo mismo que se financie, casi en su totalidad, con inversión privada, que con recursos públicos. En el fondo estamos frente a la discusión entre mercado versus Estado (Hayek contra Keynes), o lo que es lo mismo, entre un Estado neoliberal contra un Estado socialmente responsable. En este sentido, de cómo se financie este proyecto que pretende el reordenamiento territorial de la península de Yucatán (construcción de un tren de más de mil 500 kilómetros, edificación de 30 estaciones, urbanización y creación de 18 polos de desarrollo, entre otros), dependerá el futuro del sur de la República Mexicana.

En el documento ¿Qué es el Tren Maya? (Fonatur, 2019), se indicó que la forma de financiamiento de los siete tramos en que está dividida la ruta del tren se realizaría mediante contratos de inversión mixta. De manera textual decía: una parte de la inversión (10 por ciento) quedará a cargo del gobierno federal y el resto a cargo de las empresas privadas que resulten adjudicatarias de los contratos de inversión mixta en las licitaciones correspondientes. Esto significa que la propuesta por escrito, presentada por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), responsable del proyecto, estableció que 90 por ciento del financiamiento para la construcción de los tramos sería privado. Además, el Fonatur (2019) estipuló que los contratos se harían en términos de la Ley de Asociaciones Público Privada (Ley APP), una ley aprobada en el gobierno de Felipe Calderón, y ante la cual la oposición de ese momento (hoy gobierno) se manifestó férreamente en contra, señalando que representaba el intento de llevar a cabo una gigantesca y cada vez mayor privatización de los servicios públicos y de la infraestructura de la nación (Senado de la República, 2011), y de que el Estado se reconvertía en un instrumento de promoción de intereses privados. No obstante esto, el llamado Tren de la Cuarta Transformación se amparó en este instrumento jurídico.

¿Pero cómo funcionarían estos contratos? En entrevista con el Fonatur (2019), nos manifestaron: tú ganaste el tramo, me entregas un tren con estas características (con términos de referencia). A la entrega, te doy 10 por ciento; 90 por ciento te lo difiero a un plazo de 30 años. Te lo pago como una renta. Se vuelve un negocio financiero. Te hago un pago anual fijo de capital, intereses y mantenimiento. Es decir, tú financiaste la obra y yo te voy a pagar. Esto significa que si esta propuesta prosperara, el gobierno federal y todos los mexicanos nos endeudaríamos.

Pero la historia no termina aquí. En el documento, por escrito, también se propuso licitar el material rodante (locomotoras y vagones); el control y operación; entre otros. Así, tampoco es el Estado el que financiará y se hará cargo de estos otros elementos. Aunado a esto, se indicó que la forma de financiar las estaciones, que se edificarán sobre tierras ejidales, sería mediante el Fideicomiso de Infraestructura y Bienes Raíces (Fibra Tren Maya), un instrumento financiero hibrido (parte de su rentabilidad no está garantizada) que cotiza como cualquier acción en el mercado de capitales, donde priva el riesgo, la incertidumbre y la especulación. Es decir, estamos hablando de diferentes tipos de financiamiento, no sólo el correspondiente a los tramos.

También se llegó a manejar, en declaraciones, que el porcentaje que el gobierno financiaría aumentaría a 70 por ciento ( El Financiero, 2019) y en la mañanera del 16 de diciembre de 2019, el presidente López Obrador señaló que el proyecto sería financiado en su totalidad con presupuesto público. Pero a finales del año pasado, el responsable del Fonatur volvió a indicar que el proyecto es “una inversión público privada… en un inicio va a tener 90 por ciento de inversión privada. Es un proyecto que tiene un componente privado muy importante, en la parte que es vía, y veremos que en todas las estaciones también es fundamentalmente todo privado” ( PiedePágina, 2019). ¿Entonces?

No obstante las declaraciones, en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 se aprobaron 2 mil 500 millones de pesos para el Tren Maya (SHCP, 2020). Esto significa que si el gobierno federal quisiera financiar en su totalidad el proyecto con recursos públicos (a cuatro años como lo ha planeado), tardaría casi 56 años en su construcción, dado que la inversión requerida es de 139 mil 100 millones de pesos (Fonatur, 2020). Y aun agregando los 8 mil millones de pesos, provenientes del impuesto al turismo –que el Presidente de la República dijo que se destinaría para el Tren Maya– se tardarían varias décadas. Entonces, ¿quién va a financiar el proyecto que le cambiará la vida de los campesinos y pueblos originarios? No olvidemos que los intereses del mercado y del Estado, no son los mismos. Por su racionalidad, el primero busca a toda costa la ganancia; el segundo, en teoría, pretende el bienestar social. Pero esto está por verse.

* Profesora-Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Autora del libro Minería mexicana en el capitalismo del siglo XXI

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